HISTORIAS Y LEYENDAS

Poliomielitis en Argentina: esa maldita palabra que desapareció del inconsciente colectivo en la historia sanitaria

Pasaron más de 69 años desde que Argentina enfrentó una de sus epidemias más temidas del siglo XX: la poliomielitis.

Exclusiva de Orlando Pelichotti

Esta enfermedad viral, que mató al 10% de los que se contagiaron, principalmente a los recién nacidos y niños, causó la muerte a cientos de pequeños y dejó importantes secuelas permanentes en más de 6500 personas que muchos aún hoy la padecen. El virus de la polio, se encuentra en la materia fecal, así como en alimentos y hasta en el agua contaminada. Una vez que el virus ingresa al organismo humano, se aloja en el intestino y puede atacar directamente el sistema nervioso, lo que en muchos casos resulta en parálisis en los miembros inferiores o incluso la muerte en esa población.

Según los pocos datos oficiales, nuestro país registró los primeros brotes de polio, en el verano de 1936, siendo el más recordado y tuvo su aumento exponencial desde junio de 1955 a marzo de 1956. Recién en 1984 se pudo librar definitivamente, gracias a las campañas obligatorias de vacunación, y a los esfuerzos de Salud Pública por llegar a todas las poblaciones.

Tareas de desinfección en Campo Olivares a cargo del Ministerio de Asistencia. Gentileza Archivo General de Mendoza. Fecha: 14 Marzo de 1956. Fotógrafo: Sacchi

La polio, ese enemigo invisible que subestimó la Revolución Libertadora

El 16 de septiembre de 1955 un nuevo golpe militar autodenominado Revolución Libertadora, al mando del general Eduardo Lonardi derrocó al presidente constitucional Juan Domingo Perón, clausurando inmediatamente el Congreso de la Nación, deponiendo también a las autoridades judiciales, y a muchos de los derechos de los ciudadanos. En medio del caos social el 13 de noviembre de ese mismo año, el general Pedro Eugenio Aramburu destituyó al régimen anterior, instaurando una dictadura donde se prohibió el Peronismo, reprimiendo a quienes expresaban su afiliación, iniciando acciones de "desperonización ciudadana". En el medio de medidas económicas y sociales quedaron inconclusas y hasta clausuradas obras e inversiones al área de la Salud, como la de modernización de hospitales, en los centros de atención social y de prevención ante la epidemia que ya comenzaba a mostrar preocupación en los pocos datos científicos que se publicaron recién en diciembre de ese año, y que hacía estragos silenciosamente en la población infantil.

Mendoza en el epicentro de Cuyo, Humberto Notti el referente

En febrero de 1955 aparecieron los primeros casos aislados de parálisis permanente infantil, y a mediados de marzo los tres primeros niños muertos. Rápidamente la situación se fue agravando, obligando al Ministerio de Salud de Mendoza, a habilitar la famosa Sala 9 del Hospital Emilio Civit, en el Parque General San Martín, donde hasta el mes de marzo de 1956 se contenían a los casos de niños afectados por esa enfermedad. Luego se debió habilitar hospitales de varios departamentos, dada la gran demanda, allí el doctor Humberto Notti pudo desplegar sus conocimientos generales y de manera visionaria, logró trabajar de manera conjunta a los pacientes que venían con otras enfermedades y a los niños que padecían polio, dado que hubo días que no contaban con camas de internación por la alta demanda. Años después se dedicó al tratamiento a los que padecieron ese virus y concientización de la vacunación masiva de los niños, en su honor el principal hospital pediátrico de Cuyo, lleva su nombre.

Tareas de desinfección en Campo Flores y Olivares a cargo del Ministerio de Asistencia. Gentileza Archivo General de Mendoza. Marzo de 1956. Fotógrafo: Sacchi

Los dolorosos números de la epidemia en nuestra provincia, arrojaría un total de 98 muertes de niños menores a los 12 años, también se registraron oficialmente 939 casos y de ellos 198 necesitaron del auxilio de pulmotores para sobrevivir y más de 400 manifestaron alguna discapacidad por el resto de sus vidas, cifras que elevaron a nuestra provincia en ser la que más casos tenía en Cuyo.

Las clases en las escuelas fueron suspendidas, al igual que las actividades deportivas que involucraron concentración de gente. Los trenes que llegaban desde Buenos Aires, y los que partían para allá, eran desinfectados, al igual que se desinfectaban los autos que ingresaban a Mendoza. Muchas medidas sanitarias, se complementaban en la vida diaria, en espera de la vacuna que combatiera, entre ellas fueron la desinfección con lavandina las veredas y las acequias, también pintaron con cal viva a los troncos de la arboleda en vía pública y cordones de las calles céntricas.

Varios testimonios de personas que padecen esa enfermedad, coincidieron en que las medidas de prevención eran muy pocas, en el caso de María Ester Pérez, que hoy tiene 77 años, recuerda "era un verano muy caluroso, y pasaban desinfectando las veredas con los camiones regadores" y que su abuela la obligaba a usar una bolsita blanca con alcanfor, colgando del cuello, para impedir la tos y el catarro, aunque también era por los olores fuertes que emanaba las acequias llenas de lavandina. "También nos daban para tomar a diario pastillas de clorato de potasio, que eran horribles, venían en una latita color roja", nos confiesa mientras ríe.

En el caso de otra sobreviviente, la maestra Eliana Montiveros, que vivió por aquellos años, en el predio que hoy ocupa la Ciudad Universitaria del Parque San Martín, "la maldita epidemia se llevó a mi hermana menor y me dejó con esta discapacidad motriz, que muy de grande aprendí a convivir, aunque nunca soporté el dolor de mi madre, que siempre entristecía cuando la recordaba... "

Inmediatamente, tanto el gobierno nacional como el provincial, aplicaron importantes medidas sanitarias.

Fueron higienizadas las acequias, se pintaron con cal los árboles y los cordones de calles, incluso toda la avenida San Martín. La situación sanitaria se agravó aún más en los meses de diciembre y marzo de 1956, por lo que el personal de la salud se sentían impotentes para controlar la extensión de los casos. Muchos de esos testimonios fotográficos históricos se conservan en el Archivo General de Mendoza y son parte de esta investigación periodística, y periódicamente son restaurados y catalogados por el equipo de técnicos liderados por Alicia Guevara y Gustavo López.

Tareas de desinfección en Campo Olivares a cargo del Ministerio de Asistencia. Gentileza Archivo General de Mendoza. Fecha: 10 Marzo de 1956. Fotógrafo: Sacchi

Una de las malas respuestas sanitarias ante el importante aumento de casos de polio en nuestra provincia, fue la asignación al cargo de jefe de la División de Medicina Asistencial al doctor Alfonso Rafael Ruíz López en el mes de octubre de 1955, que no tenía experiencia real en hospitales o centros de salud que trataran la epidemia en que estaba la sociedad, pero si era amigo del Interventor Federal de nuestra provincia por entonces, general Héctor Julio Ladvocat, quien fuera recordado tristemente en la historia, como uno de los golpistas que derrocaron al presidente Hipólito Yrigoyen, también derrocó al presidente Ramón Castillo, en el golpe de estado del 4 de junio de 1943, y apoyó al ala dura del antiperonismo, en la sangrienta Revolución Libertadora, que duraría hasta 1958.

Se destinaron sectores específicos en dos cementerios de la provincia, para las víctimas. Los Campos Olivares y Flores de Capital, también Villa Marini en Godoy Cruz, fueron los que mayores casos positivos de polio registraron.

Sin Fiesta de la Vendimia

En la mañana del 7 de enero de 1956, el presidente dictador de Argentina, Pedro Eugenio Aramburu fue agasajado por el Interventor Federal en nuestra provincia, el General Héctor Julio Ladvocat, en la finca de la Bodega Arizu, que estaba ubicada en Carrizal de Abajo, según constan documentos atesorados en el Archivo General de Mendoza. Al analizar la cantidad de casos de poliomielitis en nuestra provincia y dada la precariedad del tratamiento que se les brindaban, decidieron conjuntamente cancelar por primera vez la Fiesta de la Vendimia y sus actos centrales, por lo que la reina del año 1955, Ángela Nelda Rotti de General Alvear junto a la virreina Catalina Suagusa continuaron sus mandatos por un año más, y quedaron en el memoria de los mendocinos se las recuerdan por sus constantes visitas a los hospitales para acompañar a los niños que tenían polio y por organizar colectas a las familias que tenían que enfrentar a los largos tratamientos de rehabilitación en pulmotores importados de Estados Unidos.

Aparatos que adquirió el gobierno para el tratamiento de los afectados por esta enfermedad. Foto tomada en 1957 en el Hospital de Niños (Archivo General de la Nación)

En 1956, los diarios locales destacaban en sus portadas que el inicio del ciclo lectivo se retrasó varios meses, e incluso durante los primeros días muchas madres se negaban a mandar a sus hijos a las escuelas. Las crónicas de la época muestran una celebración de la Fiesta del Vino, a la cual acudieron autoridades militares nacionales, cuerpo consular y muy poca sociedad mendocina, se desarrolló en el predio del Centro Cívico, y tenía como fin principal la colecta de dinero para la campaña de la lucha antipoliomielítica, como era la compra de equipamientos hospitalarios. Increíblemente esa noche, se desató una gran tormenta produciendo inundaciones en las calles céntricas y en barrios cercanos. También fueron creados los centros de rehabilitación como IRPI, e institutos de vacunación como el recordado CIPPI, y en el departamento de San Rafael se llevó a cabo el Centro IRIS.

El recuerdo de las víctimas en el Camposanto

La mañana nos sorprende caminando en el Cementerio de la Ciudad de Mendoza, en el Sector Oeste de la Galería M, donde descansan los restos mortales de los párvulos, muchos de ellos fallecidos en la epidemia de poliomielitis, mientras el historiador Juan Carlos González, nos hace la referencia de situación: "Si preguntas de la epidemia de polio, te darás cuenta que no está en el inconsciente colectivo actual, porque hizo mucho daño en la década del 50 y dejó secuelas en muchos que transitan la tercera edad hoy", comenta mientras se detiene frente a una tumba de un niño que apenas vivió diez meses, el silencio se apodera rápidamente por unos minutos en ese parvulario, hasta que agrega: "En las tradiciones católicas de la época, existen tres categorías de angelitos, los menores de tres años, el Angelito loro, que abarca hasta los cinco años y el ángel hasta los 11 años. A todos se los enterraban separados de los adultos, puesto que su pureza puede ser contaminada, incluso muchos fueron enterrados en cajones blancos... "

El combate a la Polio hoy

Diario PORTADA consultó a la Jefa del Departamento Provincial de Inmunizaciones de nuestra provincia, Iris Aguilar: "Fue una epidemia que dejó muchas secuelas en la sociedad de ese momento, casualmente por este mes de octubre se lanza la Campaña de Vacunación Nacional, treinta días para sostener 40 años sin poliomielitis en la Argentina y agregó que esto no puede demorarse, tenemos que evitar que la poliomielitis, conocida como parálisis infantil, vuelva a dejar niños con secuelas de por vida... ¡A vacunar a los peques!"

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