El experimento Milei, entre la derrota electoral y el colapso social

El Gobierno celebra una inflación controlada en los papeles, la economía real muestra un país en ruinas: despidos masivos, consumo desplomado, fábricas paralizadas, importaciones que arrasan con la producción local y un dólar que trepó a $1465.

Adrián Characán

Mientras el Gobierno celebra una inflación controlada en los papeles, la economía real muestra un país en ruinas: despidos masivos, consumo desplomado, fábricas paralizadas, importaciones que arrasan con la producción local y un dólar que trepó a $1465. El oficialismo perdió las elecciones, pero Milei insiste en la misma receta que hundió a la Argentina.

Despidos masivos y fábricas quebradas

En Pilar, la ceramista Ilva ya envió los 300 telegramas de despido: trescientas familias quedaron en la calle y la empresa directamente se declaró en convocatoria de acreedores. No fue un aviso ni una amenaza: fue el final abrupto para cientos de trabajadores que hoy se preguntan cómo seguir.

En Firmat, la histórica Vassalli arrastra tres meses de sueldos impagos y ni siquiera se presentó a la audiencia laboral. La UOM advierte que la protesta se va a profundizar. Y en Capital Federal, Viamo despidió a más de 30 empleados, pidió un Procedimiento Preventivo de Crisis y redujo la producción local al mínimo.

En este último caso, no se puede ignorar un factor clave: la apertura indiscriminada de calzado importado desde Brasil y China, que golpea de lleno a la industria nacional. Un zapato que cruza la frontera más barato que el costo local de producción destruye en semanas lo que tardó décadas en levantarse.

El consumo en caída libre

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) confirmó que en agosto los comercios chicos vendieron hasta un 10,4% menos que en el mismo mes del año pasado. El promedio general marcó una caída del 2,6%, pero el derrumbe fue mucho mayor en rubros sensibles como alimentos y juguetes. Los kioscos de barrio y los almacenes sienten cada día el peso de esta recesión.

Inflación baja, pobreza alta

El INDEC celebró que la inflación de agosto se mantuvo en 1,9%, la más baja desde 2018. Pero esa calma estadística contrasta con un dato brutal: la canasta básica ya superó el millón ciento sesenta mil pesos para que una familia no caiga en la pobreza. Es decir, se frena el aumento de precios pero no alcanza el salario.

A eso se suma el dato más crudo del mercado laboral: desde noviembre de 2023 se destruyeron 189.609 puestos de trabajo registrados en el sector privado. El desempleo alcanzó la peor caída desde el primer trimestre de 2024. En paralelo, lo único que crece es el monotributo, un disfraz para esconder precarización y falta de derechos laborales.

El dólar, termómetro de la desconfianza

El viernes, el dólar cerró en 1465 pesos. El salto refleja una sola cosa: la falta total de confianza. Sin horizonte político ni plan productivo, la economía se refugia en la divisa extranjera y se aleja cada vez más del peso. Es el círculo vicioso del ajuste eterno.

El oficialismo en derrota, pero sin rectificación

El resultado electoral fue un golpe: La Libertad Avanza perdió frente al peronismo. Milei intentó mostrarse conciliador en su discurso, aceptando la derrota. Sin embargo, en la misma intervención ratificó que seguirá con el plan económico que nos condujo hasta este abismo. Una contradicción que desnuda la desconexión entre lo que vota el pueblo y lo que aplica el gobierno.

Cornejo, siempre en la silla equivocada

La reunión de pocos gobernadores, entre ellos Alfredo Cornejo. Como siempre, en la silla equivocada: la de los que eligen pararse en contra del pueblo.

En Mendoza, su "reinado" parece interminable, aunque su postura histórica haya sido sistemáticamente funcional a intereses ajenos a la mayoría trabajadora.

Los audios de Diego Españolo y la sombra de Karina Milei

Mientras tanto, el gobierno transita la segunda semana del escándalo por los audios de Diego Spagnuolo, abogado e íntimo amigo de Milei, que apuntó directamente a Karina Milei como recaudadora del 3%. Sin embargo, lejos de ser desplazada, Karina mantiene su poder intacto, blindada y asegurada en su cargo como si nada hubiera pasado.

La situación se volvió más incómoda aún en Tucumán, donde Karina intentó mostrarse en campaña. La recibieron con una manifestación que rechazó su visita, y cuando finalmente tomó la palabra apenas habló durante 2 minutos y 14 segundos. Un discurso breve, titubeante y vacío que dejó en evidencia su incapacidad para conectar incluso con los propios.

Lo anecdótico se vuelve peligroso: si alguien que no puede sostener un discurso frente a simpatizantes ocupa el lugar de quien maneja las palancas que afectan a todo un país, la conclusión es inquietante. No solo estamos ante un problema de representación, sino frente a una señal clara de cómo se toman las decisiones que marcan el destino de millones de argentinos.

Son tiempos tristes. La inflación baja no significa alivio, los comercios venden cada vez menos, la industria nacional agoniza frente a la importación indiscriminada y los despidos arrasan con la vida de miles de familias. El gobierno perdió las urnas, pero insiste en una política que ya fracasó.

Quizás haya un sector al que le vaya bien, pero la mayoría padece el costo de un experimento que erosiona la esperanza. Y lo que queda en pie es la pregunta: ¿cuánto más va a resistir este pueblo, que sigue siendo el único sostén real de la Argentina?

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