OPINIÓN

Milei al gobierno, Cristina al poder

El autor, Martín Tula, ensaya una analogía entre lo que ocurría 50 años atrás, cuando Lanusse convocó al Gran Acuerdo Nacional (GAN) que admitió el retorno de Perón y el hoy político de la Argentina

Cincuenta años no es nada, Milei al gobierno, Cristina al poder

por

Martín Tula

Cuando Juan Domingo Perón estuvo exiliado en España -proscripto- el presidente de facto, general Alejandro Agustín Lanusse comprendió que la Argentina debía encontrar un camino hacia la democracia. El país atravesaba un momento de alta inestabilidad política y social, con un gobierno militar desgastado y una sociedad que exigía elecciones libres. Fue en ese contexto que Lanusse impulsó el Gran Acuerdo Nacional (GAN), una iniciativa que buscaba trazar un pacto político amplio, permitiendo la participación de todas las fuerzas políticas, incluido el peronismo, que llevaba años proscripto. Sin embargo, el GAN tenía condiciones: Perón podría ser candidato solo si fijaba residencia en Argentina antes del 25 de agosto de 1972. Además, Lanusse, con un cálculo estratégico, propuso incorporar el sistema de balotaje, apostando a una eventual segunda vuelta que reuniera a los sectores antiperonistas frente a una posible candidatura de Perón.

Perón, un hábil estratega y amante del ajedrez desde niño, comprendió que debía actuar con inteligencia para evitar quedar expuesto ante las presiones económicas y sociales que enfrentaba el país. Argentina vivía una crisis con reservas en caída, inflación descontrolada y un profundo malestar social. Para no asumir directamente esos costos, Perón decidió jugar desde las sombras y postuló a Héctor J. Cámpora como su candidato. Así nació la famosa consigna: "Cámpora al gobierno, Perón al poder". Con Cámpora como presidente electo en 1973, Perón quedó en una posición ideal para regresar al poder sin cargar con las dificultades iniciales de la transición democrática.

Ecos del presente

Cincuenta años después, la historia parece repetirse con matices contemporáneos. Tras el triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales de 2023, se observa un esquema de poder dual en el que Cristina Fernández de Kirchner sigue desempeñando un rol crucial desde las sombras. Milei, consciente de la necesidad de gobernabilidad, parece haber encontrado en Cristina un aliado estratégico para evitar conflictos sociales mayores. La expresidenta, por su parte, controla el aparato político kirchnerista y moviliza a su base de apoyo en momentos clave, como lo demostró la marcha en defensa de las universidades.

El kirchnerismo, antes del 10 de diciembre de 2023, entendió que no podía asumir los costos de una devaluación inevitable que agravaría los índices de pobreza, indigencia y descontento social. Con el gobierno de Alberto Fernández profundamente desgastado, optaron por ceder protagonismo, emulando la jugada de Perón con Cámpora. Así, acompañaron el armado de listas y colocaron a figuras estratégicas en áreas clave del nuevo gobierno desde las sombras y jugando a ser oponente del actual presidente en las elecciones.

El principio de revelación

Cuando el proyecto de ley ómnibus fracasó en el Congreso, Javier Milei habló de lo que denominó el "principio de revelación". Según el presidente, ese revés legislativo expondría a los diputados que él calificaba como parte de la "casta" y que, según su narrativa, actuaban en contra de los intereses de los argentinos. Sin embargo, nueve meses después, este principio parece haberse revertido. La sociedad fue testigo de cómo nueve diputados de La Libertad Avanza, junto a sectores del PRO vinculados a Patricia Bullrich, Encuentro Federal de Miguel Ángel Pichetto y aliados de Martín Lousteau en la UCR, no dieron quórum en una sesión clave. En total, 99 diputados de UxP, incluidos representantes del kirchnerismo, peronismo e izquierda, bloquearon el avance de ficha limpia.

El proyecto de Ficha Limpia, que buscaba impedir la candidatura de personas con condenas judiciales firmes, no avanzó. Esto sin querer ser premonitorio y solo trayendo a mi columna datos concretos lo había plasmado la semana pasada cuando escribí:

Parafraseando a Jorge Asís:
"mis fuentes -seguramente erróneas- indican un acuerdo tras bambalinas entre Santiago Caputo y Wado de Pedro". Este acuerdo habría tenido como objetivo frenar el proyecto de ficha limpia que podría perjudicar la candidatura de la doctora a cambio de avanzar con la eliminación de las PASO.

Otros proyectos no tratados:

La falta de quórum no solo afectó a Ficha Limpia, sino también a otros tres proyectos de gran importancia para una sociedad que está cansada de falta de justicia.

Reiterancia: Permitía negar excarcelaciones a personas con antecedentes de delitos acumulados.

Voto por carta: Un mecanismo previamente derogado por Alberto Fernández, que habilitaba el voto de ciudadanos residentes en el exterior.

Juicio por ausencias: Proponía continuar procesos judiciales en ausencia de los imputados, aplicable a casos como la causa AMIA.

Una cleptocracia persistente

Argentina sigue atrapada en una dinámica de cleptocracia, donde los intereses particulares y los acuerdos de poder y corrupción prevalecen sobre las necesidades de la ciudadanía.

Cristina Fernández ya prepara el terreno para competir nuevamente por un cargo legislativo. En 2025, donde se anticipa una polarización entre el oficialismo liderado por Javier Milei y un kirchnerismo que buscará consolidarse como la principal oposición. Mientras tanto, la sociedad argentina parece resignada a un escenario donde el poder sigue fragmentado: Milei en el gobierno y Cristina en el poder

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