Mil arboles que intentan tapar el bosque, pero enferman
Se multiplicaron las voces críticas por la plantación de mil plátanos en Luján de Cuyo. Se pide información, se advierte por la salud y se vuelve a mirar el bosque que dejamos secar.
Después de la publicación en Diario PORTADA se multiplicaron las voces críticas por la plantación de mil plátanos en Luján de Cuyo. Se pide información, se advierte por la salud y se vuelve a mirar el bosque que dejamos secar. No tardaron en llegar las repercusiones. Después de que Diario PORTADA diera a conocer la plantación masiva de ejemplares de plátano en Luján de Cuyo, desde el Concejo Deliberante y el ámbito legislativo comenzaron a aparecer pedidos de informes, críticas técnicas y reclamos de sentido común.
Uno de los primeros en mover fue el concejal Rubén Alfredo Lázaro, que solicitó al Ejecutivo un detalle completo: qué estudios avalaron la elección de esa especie, cuántos árboles se compraron, cuánto costaron, bajo qué procedimiento, y por qué no se optó por variedades nativas o frutales, más acordes al entorno y a la salud pública.
Porque esa es otra de las alarmas. El plátano, esa especie tan difundida en los bulevares por su sombra generosa, también tiene su reverso: provoca alergias, problemas respiratorios, conjuntivitis.
Lo dicen los informes científicos, lo sabe la medicina, y lo sienten -literalmente- en carne viva quienes padecen asma o bronquitis crónica cada vez que llega la pelusa del otoño y la primavera.
Por eso, varias ciudades ya lo han prohibido. Por eso mismo sorprende su elección. Más aún cuando se nota el contraste con el abandono del arbolado existente.
Ahí es donde entra otra voz: la de la legisladora provincial con mandato cumplido, Marisa Garnica, hoy al frente como presidenta de un Centro de Estudios y Análisis de Seguridad de Mendoza.
Recordó que el estado del arbolado urbano también impacta en la percepción de seguridad de las y los vecinos. Que en algunas zonas de Luján -como el Acceso Sur por calle Escorihuela- hay pinos plantados hace años que están totalmente secos. "Antes se regaban a manto. Hoy ni agua", dice. Y que en muchas calles los árboles se arrancaron, pero nunca se repusieron.
También trajo a la memoria el trabajo de Ulises Vitales, aquel exconcejal que con esfuerzo propio llegó a plantar más de dos mil ejemplares en todo el departamento, regándolos personalmente. Otra época. Otro compromiso.
En ese repaso silencioso, Garnica apuntó que durante el periodo de gestión (2005-2011) hubo una coordinación más activa con Recursos Naturales de la provincia. Sin nombres rimbombantes, sin placas, pero con políticas ambientales que no estaban pensadas para la foto sino para durar.
En otro tramo de su testimonio, Garnica subrayó que la poda del arbolado es uno de los reclamos más frecuentes de la ciudadanía en todo el territorio. No sólo por las luminarias que quedan tapadas, sino también por la visibilidad de las cámaras de seguridad. "Las cámaras que los vecinos compran, tanto en espacios públicos como privados, dejan de tener sentido si no hay mantenimiento del arbolado", explicó. La poda, como parte de una política de seguridad, aparece entonces como una deuda silenciosa, que ni los árboles nuevos ni las bicisendas podrán disimular.
Hoy, sin embargo, el panorama es otro
Las críticas no apuntan únicamente a la especie elegida, sino al desatino y al enfoque general de la gestión del actual intendente Esteban Allasino, que ha centrado sus políticas en rotondas, plazas, bicisendas y mil árboles que enferman. Mientras tanto, el acceso a la tierra para los más humildes parece cada vez más lejano. Como si ya no tuvieran lugar en ese Luján vidriera, que poco tiene que ver con los varietales, y mucho con la postal.
¿Y si el intendente termina generando una endemia pulmonar?
Alguna vez nos dijeron que todo empezó porque alguien, en un rincón de China, se comió un murciélago. Tranquilos: ese alguien no fue Ozzy Osbourne -que en paz descanse el Príncipe de las Tinieblas, que al menos nos dejó buena música y no una pandemia mundial. Lo cierto es que el COVID-19 se convirtió en pandemia porque se propagó por varios continentes. En cambio, cuando una enfermedad afecta a una región más acotada, se llama epidemia. Y si persiste en el tiempo dentro de una zona específica, hablamos de endemia.
Entonces, si el intendente de Luján de Cuyo sigue plantando plátanos sin consultar a nadie -árboles que multiplican los casos de:
- Rinitis alérgica, con estornudos, nariz congestionada o mocosa, picazón en nariz, ojos y oído.
- Conjuntivitis alérgica, con picor, ojos rojos y lagrimeo.
- Asma estacional o brotes asmáticos, incluyendo dificultad para respirar, opresión torácica, tos persistente y sibilancias.
- Incluso síntomas severos como fatiga intensa o reacciones cutáneas en personas muy sensibles.
- Bronquitis, asma, y alergias respiratorias- ¿no estará sembrando una endemia pulmonar local?
- Un brote permanente de congestión y falta de aire en un municipio que, además, está lejos del mar y de su yodo protector.
Lo que está claro es que mientras descuida lo que tiene (árboles secos, plazas olvidadas, luminarias tapadas, Escuela Luis Contreras abandonada ), hace marketing con lo nuevo. Un show de forestación improvisada, sin estudios previos, como si bastara una foto con una palita y un arbolito para tapar el ahogo de los vecinos. Una gestión que no riega ni poda, pero que siembra broncoespasmos. Y vende eso como oxígeno.
¿Y si fuera recordado por esto?
Quizás con esta acción, el intendente no pase a la historia por ninguna obra emblemática, ni por mejorar la calidad de vida de su pueblo, ni por planificar a largo plazo. Quizás -y sólo quizás- sea recordado como el funcionario que provocó enfermedades respiratorias en cientos o miles de personas.
O peor: quizás sea justamente olvidado por completo, como tantos otros que jugaron con la salud pública creyendo que plantar árboles era simplemente una postal de campaña.
Y no, no lo era.
Porque lo que se respira, también deja memoria. Y también enferma.