El show debe continuar
Circula un video. Uno más. Uno de esos que se editan en oficinas cerradas, con música épica y producción de tráiler, mientras allá abajo, en el barro, la realidad duele. Se lo ve a Luis Petri, el ministro de Defensa, sobrevolando una zona inundada. Saluda desde el helicóptero como si estuviera protagonizando una película.
Circula un video. Uno más. Uno de esos que se editan en oficinas cerradas, con música épica y producción de tráiler, mientras allá abajo, en el barro, la realidad duele. Se lo ve a Luis Petri, el ministro de Defensa, sobrevolando una zona inundada. Saluda desde el helicóptero como si estuviera protagonizando una película. Le pusieron música tipo El Gladiador, Capitán América o alguna saga de DC. Como si estuviera ganando algo. Como si fuera un héroe.
Pero no hay victoria posible cuando abajo hay gente que perdió todo.
El video no muestra colchones flotando. No muestra a las familias evacuadas. No muestra a las más de 4.000 personas que debieron ser evacuadas este fin de semana en la provincia de Buenos Aires debido a las intensas lluvias que provocaron graves inundaciones en localidades como Zárate, Campana, San Antonio de Areco y Rojas.
Y lo peor es que no fue la primera vez.
Ya en diciembre de 2023, apenas asumido Javier Milei, la ciudad de Bahía Blanca había sufrido un temporal feroz. No hubo muertos entonces, pero sí una señal clara: Milei y Petri se presentaron vestidos de militares, posaron para las cámaras y dieron un discurso que prometía esfuerzo individual ante la tragedia. Fue el primer anuncio simbólico de lo que venía: el Estado no iba a estar.
Y no estuvo.
Ni en aquel diciembre, ni en marzo de 2025, cuando Bahía Blanca volvió a ser azotada por un temporal que dejó muertos y más de mil evacuados.
Y ahora, otra vez, la historia se repite, con la única diferencia de que esta vez lo maquillan con efectos especiales. Nos muestran a Petri saludando soldados, caminando con la frente en alto, con una música que pretende épica, pero que sólo es banda sonora del cinismo.
Cristina Kirchner lo dijo claro hace poco: esto se resuelve con plata. No hay otro camino. Ni relato, ni épica, ni banderas flameando sobre escombros. Plata. Presencia. Estado. Pero el Gobierno de Milei, negacionista del cambio climático, congeló toda obra pública. La misma que podría haber evitado muchas de estas muertes.
Y en vez de asumirlo, culpan al pasado. En el mismo video, se lo ve a Petri con Patricia Bullrich. A su lado parece un cadete buscando aprobación. Luego, frente al pseudo periodista Jonathan Viale, repite el guion: todo es culpa del kirchnerismo. De los 18 años anteriores. De lo que no se hizo. Mientras tanto, lo que no hacen ellos hoy mata. Silenciosa o brutalmente, mata.
Porque no se puede negar el cambio climático sin pagar un precio. Y quienes lo pagan siempre son los mismos: los de abajo. Los que viven en casas que se inundan. Los que no tienen cloaca ni asfalto. Los que ni siquiera tienen la posibilidad de filmar su propia desgracia.
Ellos no necesitan héroes con banda sonora. Necesitan hospitales funcionando, rutas reparadas, planes de contingencia, asistencia real. Necesitan que, cuando caen 200 milímetros en pocas horas -como ocurrió este fin de semana en Buenos Aires-, no se caiga el país con el agua. Necesitan que el Estado esté.
Pero el Estado no está.
Por eso duele tanto ese video. Porque no es sólo lo que muestra. Es todo lo que tapa. Mientras Petri posa como en un spot electoral, nosotros enterramos a nuestros muertos. Mientras desde el helicóptero se juega a la guerra, acá abajo seguimos luchando por no desaparecer. Por no resignarnos. Por no ser apenas una estadística.
Cuando todo se inunda, lo único que no debería naufragar es la dignidad.
Y sin embargo, se hunde. También. Como todo lo demás.