PENITENCIARIA LLOVIDA

Llueve la ineficiencia, el Estado hace agua y la sociedad paga sin protestar

Además del hacinamiento por superpoblación carcelaria, internos de distintas unidades padecen la desidia de autoridades para estar a resguardo

Aunque los pronósticos meteorológicos lo hayan anunciado con antelación, adentro de las celdas, se llueven 

Desde hace al menos tres meses, internos de San Felipe, solicitan que se ocupen de las filtraciones en los techos. Son más, pero para precisar datos las celdas 11, 1, 13, 14 y 15 del Pabellón 8B se llueven.

Situación incomprensible

Muchos desde el confort y la libertad se pronuncian en contra cada vez que se efectúan reclamos por las condiciones que atraviesan las personas privadas de la libertad, y normalmente es porque ignoran que un porcentaje importante de los "alojados" en los penales de Mendoza no han sido condenados, sin embargo, están presos, hacinados y en condiciones inhumanas. Pero además, quienes cumplen sus penas, no son merecedores del destrato, tal como reza la Constitución, las cárceles no tienen por finalidad castigar, sino proveer a la ciudadanía resguardo y protección, más allá del lugar en el que le toque en suerte.

No culpes a la lluvia

Las escasas precipitaciones pluviales de Mendoza ayudan a disimular la deficitaria condición de los penales, asimismo, resulta inexplicable que haya, por un lado, superpoblación penitenciaria y por otro, una vocación por impedir el beneficio de la prisión domiciliaria en demasiados casos en los que le sería tan útil al interno como a toda la comunidad que esperaran el proceso penal afuera de las cárceles, que además se mantienen con los aportes de los contribuyentes, claro, de los que pagan impuestos.

La prédica versus la acción

Desde que el general San Martín ocupó la Intendencia General de Cuyo hasta hoy, los propósitos, según los discursos, son estimulantes por la sensibilidad humana, a la hora de definir las políticas carcelarias. Sin embargo, la renuente respuesta estatal y la ausencia de datos confiables, nos obligan a conseguir información en la fuente directa y luego intentar cotejar con lo que los Institutos publican "oficialmente". Toda la jactancia de transparencia, eficiencia y buena administración choca con los propios datos que en esas páginas y sitios declaman.

A las cosas

Según la publicación del Sistema Penitenciario Provincial, que en Mendoza es potestad del Ministerio de Seguridad y Justicia: 

Mientras Mendoza creció hasta lo que es su actualidad, las cárceles provinciales crecieron en el cumplimiento de su función, con un sesgo institucional nítido: la humanización de la pena.

Pero al pasar de las bonitas consideraciones a los números, puede notarse claramente que esto no se ajusta a la propia información que el mismo Servicio Penitenciario publica. Existen 5.267 plazas, pero hay 7.069 internos (o presos, según se prefiera). La diferencia de 1.802 (un mil ochocientas dos) no se trata de una abstracción aritmética, se trata de PERSONAS.

Con la tuya

En la actualidad, época de reduccionismo crítico, tiempos en los que la mayoría de las y los mendocinos optan por la fórmula de "La Libertad Avanza" resulta extraño que no haya masivas quejas por esta situación que afecta a toda la comunidad. Nos referimos a la cantidad de personas detenidas en los penales, a quienes debe dárseles la protección, cobijo y alimentos que exige la Constitución (en sus tres versiones, Alberdi 1853; Perón 1949 y Menem 1994)  El costo que el gobierno provincial destina para esto es sensiblemente superior al que cada familia dispone para alimentar y proteger a sus miembros.

Ocultamiento familiar

El costoso Sistema Penitenciario Provincial es además inicuo e ineficiente, suficientes razones para llamar la atención de sus administradores, por un lado, y de la mayoría de la sociedad mendocina que dice preferir un Estado minúsculo e imperceptible. Sin embargo, desde el Estado no hay políticas claras para mejorar las condiciones de los detenidos, tampoco hay voluntad para que no haya tantos detenidos -muchos inexplicablemente privados de la libertad- a la espera de los procesos penales; es inexistente el involucramiento de la oposición (circunstancial) política y el grueso de la población da la espalda, probablemente confiando en aquello de que "siempre que llovió, paró".

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