INSEGURIDAD

Alarman los últimos homicidios y delitos graves en Mendoza

Crece la preocupación por los delitos violentos que se suceden en Mendoza. Asaltos organizados, homicidios y falta de esclarecimientos ¿es la comercialización de drogas el motor de la inseguridad de hoy?

La bucólica Mendoza se pone violenta y peligrosa con asaltos y cruentos homicidios

Este fin de semana, otro episodio no esclarecido, que arroja síntomas de una provincia que se torna peligrosa. Esta vez, tres varones recibieron balazos que, según describe el sucinto parte del Ministerio de Seguridad y Justicia, fueron disparados desde un vehículo. Dos hombres, uno de 47 y otro de 41 años fueron internados en el Hospital Lagomaggiore, pero el tercero, Darío Exequiel Pereyra, de 35 años, murió producto de dos certeros disparon sobre su tórax.

El fin de semana anterior

El fin de semana anterior concluyó con cinco homicidios producidos en un término de 34 horas. La ministra Rus aclaró que ninguno de los 5 asesinatos tuvieron relación entre sí. No alcanza a entenderse si la funcionaria ve eso como elemento atenuante de la problemática. La muerte trágica que se sumó este domingo 25, acentúa los interrogantes: ¿dejará de ser Mendoza una provincia con índices envidiables sobre crímenes que terminan con la vida de las personas o habrá que tomar otros recaudos especiales?.

De lo que podemos sentirnos seguros es que crece la inseguridad

Cada vez que se sabe de un nuevo homicidio en Mendoza, desde el Ministerio se apresuran en difundir los antecedentes penales, pero de la víctima, los cuales en más de una ocasión no han sido suficientemente esclarecidos. El caso del joven Juan Azcurra, muerto a manos de una efectiva policial, puede ser orientativo de la "premura" que ejerce el Ministerio de Seguridad y Justicia, no para investigar con rigurosidad el hecho fatal, sino en promover una mirada sancionatoria para con la víctima, quien ya no podrá defenderse de la infamia.

Una explicación que requiere traducción

La semana anterior, la máxima autoridad de la seguridad pública de las y los mendocinos, brindó una explicación, para la sucesión de los 5 homicidios, en la que, prácticamente, volcó los motivos al plano íntimo y familiar, no muy distinta a la vieja calificación de "crimen pasional", bonita manera de despojarse de las responsabilidades que son inherente a los Estados (provincial y nacional).

Dijo Mercedes Rus:

Todos los casos se tratan de homicidios que tienen un trasfondo, con relaciones interpersonales, con venganzas. Por supuesto que se está estudiando eso, en plena investigación, pero no tienen que ver con cuestiones de homicidios en ocasión de robo.

Resulta familiar

En este último caso, en el que ultimaron a Darío Pereyra, de 35 años, desde un auto y con disparos de arma de fuego, resultará complejo hablar de cuestiones familiares, y si se trata de "venganza", las probabilidades de que esa "venganza" responda a otros delitos, son verosímiles. Las denuncias cada vez más asiduas sobre lugares de ventas de drogas, son análogas a la inacción policial al respecto. Que se naturalice el comercio ilegal de drogas, colabora en que la violencia se amplíe y se salga de los cauces de control, y la vinculación de este último asesinato con el drama del narcomenudeo, no es una especulación caprichosa.

La Nueva York de Giuliani

La cantidad de tinta y bits elogiando la política criminal del rudo alcalde de Nueva York, poco ha servido. Detractores y admiradores de aquél ex fiscal del Sur de Nueva York, saben que el rotundo cambio que vivió la Ciudad y fundamentalmente la tranquilidad que consiguieron en Manhattan, no fue producto de la laxitud, ni la improvisación. Giuliani se benefició de una extensa y prolongada política criminal y social, es innegable. Como resulta indiscutible que la transformación fue producto de la planificación, el concurso de todos los institutos del Estado y el trabajo pormenorizado de todos. La aplicación práctica de la Teoría de La Ventana Rota sirvió para pacificar, tranquilizar y mejorar la calidad de vida de habitantes y visitantes. En Mendoza, la espiral gira en sentido contrario.

Inteliencia artificial, inteligencia criminal y desinteligencias

Otros hechos delictivos ocurridos durante la semana que concluye, insinúan que existe solvencia, al menos de carácter informativo, del lado de los malhechores. El lunes, el contador Olguín, llegó de San Juan. Hizo una operación financiera, física. Sin más datos que esos, se supo que llevaba consigo una cifra infrecuente: 350 mil dólares. Casi inimaginable el volumen físico del dinero en denominación argentina, unos 475 millones de pesos, que debió transportar desde San Juan hacia Mendoza. Después de la operación, más liviano y en una caja fuerte, llevaba de regreso a San Juan los 350 mil dólares. Por la ruta nacional 40, cerca de la intersección con Calle 15, en Pocitos, dos personas lo obligaron a descender la marcha y luego lo sometieron, le robaron los 350 mil dólares y partieron hacia el Sur.  Indefectiblemente se deduce que hubo entregador o entregadores. Hasta ahora, ni en San Juan ni en Mendoza hay pistas del extraordinario robo.

Delincuentes en la puerta del Colegio Español

El viernes, en pleno Dorrego, Guaymallén, fue asaltado un directivo del Colegio Español, Víctor Flamarique. Recibió un tiro en una de sus piernas. Le sustrajeron una mochila en la que llevaba 4 millones de pesos. Los datos preliminares indican que los delincuentes se trasladaban en un vehículo negro, dato insustancial transcurridas las horas. 

Contradicciones flagrantes

Que las autoridades de seguridad tengan más apuro en delatar prontuarios (dudosos) de las víctimas, que la Justicia en determinar quienes fueron los autores y cuales los móviles, pone en relieve una notoria contradicción: si la víctima tenía cuentas pendientes con la justicia, resulta extraño que hayan gozado de libertad, más aún conociendo la enorme cantidad de personas privadas de libertad, sin que se haya determinado culpabilidad. Algo funciona y muy mal. Y que luego, en vez de recibir las sanciones que la Justicia decida, sean "ejecutados" sin ningún proceso, peor.

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