El nacimiento de una mujer que aún inspira con su energía y convicción
Se conmemora el natalicio de María Eva Duarte de Perón, en un tiempo destemplado y convulsivo
En el aniversario del natalicio de María Eva Duarte de Perón, el desafío de mantener vivo su legado.
El 7 de mayo de 1919 nació en la localidad de Los Toldos, del partido General Viamonte, María Eva Duarte, la mujer que iba a dejar la huella más profunda en la historia de la Argentina.
El 22 de octubre de 1945, exactamente cinco días después del acontecimiento que cambiaría para siempre la política en la Argentina, María Eva, ó Eva María, como figuraba en una de las actas, y Juan Domingo Perón (viudo desde 1938), contrajeron matrimonio civil, en Junín, provincia de Buenos Aires.
Discreción e intimidad
Evita y Perón coincidieron en casarse por iglesia, pero luego, en noviembre. Ambos pretendían una ceremonia íntima, sin demasiados asistentes y eludiendo prensa y curiosos. El 29 de noviembre, fuera de los rituales típicos, iban los dos en un mismo vehículo, y al comprobar que estaba abarrotado de gente, siguieron de largo y pospusieron la ceremonia hasta el 10 de diciembre. La iglesia San Francisco de Asís, de la Ciudad de la Plata fue el lugar, por elección de Evita, que se sentía consustanciada con el santo de los humildes.
Primera Dama, mujer íntegra
A pesar de su prematura muerte, a sus 33 años, resulta imposible resumir la vida de María Eva Duarte, por el ímpetu que la caracterizó y la vehemencia de su accionar. Sin poseer algún cargo y desde su fundación, se empeñó en gestionar para que nadie sufriera por el despojo que implica la pobreza y fundamentalmente, dotó de elementos y capacidades para otorgar trabajo. Casi una obsesión, que todas y todos pudiesen trabajar y lograr así una vida digna.
Amor y odio
Su lucha para que la igualdad no fuese sólo un concepto abstracto, sino una realidad concreta, le provocó enfrentamientos con todas las élites rancias del poder ,que nunca admitieron que una joven sin abolengo pudiese concitar tanto afecto, y que una muchacha del interior despertara admiración hasta en los círculos de la nobleza europea. Evita, tal como ella misma lo documentó, eligió ser Evita, la compañera y escudo del líder, Perón.
Intérprete de los sueños populares
La energía que la acompañó hasta meses antes de su muerte parecía inagotable. Cuentan quienes trabajaron con ella que les resultaba imposible seguir el ritmo de su rutina, y reconocen que era implacable en sus cometidos. La creación de la Rama Femenina (del peronismo), un símbolo distintivo. Algo de lo que carecían los partidos políticos clásicos y los nóveles. Así fue que las luchas que, desde antes de su nacimiento, habían enarbolado en todo el mundo, mujeres de la talla de Alicia Moreau de Justo, por la participación de la mujer en la cosa pública y el voto femenino, fue logrado merced a la tenacidad de Eva Duarte.
La crueldad ilimitada de la oposición
Los profundos cambios que promovió el gobierno de Perón, en gran medida cambios inspirados por Eva, rompieron el statu quo del conservadurismo político, que también alcanzaba a algunas expresiones de las izquierdas. Esa atmósfera revolucionaria, ese ambiente participativo, esa intromisión de obreros, empleados y peones en la administración del poder de la Nación, hizo que Evita se convirtiera en un personaje, en una entidad próxima a la santidad, para el Pueblo, y en un ser demoníaco para quienes pretendían conservar el dominio político de la Argentina.
Más allá de la muerte
No bastó con los agravios, insultos y deseos de muerte. El odio sobrepasó toda especulación. Quienes fueron capaces de bombardear a sus compatriotas, usurpando las armas de la República, luego tuvieron la miserable actitud de secuestrar el cadáver de Eva Perón, e inclusive, vejaron ese cuerpo inerte. Algo impensado, inimaginable. Aquel suceso fue lo que luego desató un derrotero que llega hasta hoy.
La razón de su vida
María Eva Duarte de Perón, o Evita,como ella prefería, entregó su vida, literalmente, para que el Pueblo de la Argentina formara parte activa de una nación libre, justa y soberana, tres aspectos que hoy están siendo malogrados.
Momento oportuno
A 105 años del nacimiento de Evita, se torna un imperativo rescatar la esencia de su lucha e impedir que sea devastado su legado. Y no se trata de rezar, ni de implorar, aseguraría Eva, sino de actuar conforme los principios de una República que logró integrarse recién cuando se incorporaron todas y todos los compatriotas, sin distinción de origen, credo, geografía, clase social ni color de piel. El desafío está pendiente, aún.
Evita, su testimonio:
Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas
La triste vigencia de un llamado:
Tenemos, hermanas mías, una alta misión que cumplir en los años que se avecinan. Luchar por la paz. Pero la lucha por la paz es también una guerra. Una guerra declarada y sin cuartel contra los privilegios de los parásitos que pretenden volver a negociar nuestro patrimonio de argentinos