El plan era entrar por la puerta grande

Cuando las fuerzas del cielo en la red social X comenzaron con el famoso lema TMAP -todo marcha acorde al plan-, me pregunté cuál era realmente ese plan. O si ese plan existía más allá de una promesa de baja de inflación. ¿Era eso todo? ¿Un índice que baje mes a mes mientras el resto se incendia?

Con el tiempo, la respuesta a esa pregunta tomó otro rumbo. Porque lo que parecía un plan económico se fue desdibujando y mostrando su verdadero rostro: un esquema de poder diseñado para favorecer a los propios con cargos y decisiones a medida, y para beneficiar a los grandes grupos económicos, esos que nunca pierden.

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Mientras el caso Spagnuolo se desinfla en la opinión pública y la prensa miraba para otro lado, volvió a escena el nombre de José Luis Espert. Y con él, las conexiones que arrastra desde 2019 con Fred Machado, empresario vinculado a una causa por narcotráfico y lavado de dinero que se investiga en Estados Unidos.

Por Martín Tula | martin.tula@portada.com.ar

No voy a detenerme en los detalles judiciales. Sería largo de explicar en este espacio, y además la causa sigue avanzando. Pero a medida que las capas del expediente se van corriendo, el asunto se vuelve cada vez más incómodo. No solo para Espert, sino también para otros actores importantes de la política argentina actual.

En medio de ese barro, el presidente Javier Milei lanzó una frase que pasó casi inadvertida, pero que debería haber encendido todas las alarmas de ese momento. Dijo, textual: "Me ofrecieron 300.000 dólares para que no sea candidato a presidente."

El plan era entrar por la puerta grande

Esa declaración, que podría haber sido la base de una causa penal de alto impacto, nunca fue denunciada. Lo más grave es que, en el momento en que lo dijo, Milei era diputado nacional. O sea, tenía la obligación de presentar una denuncia formal. No hacerlo constituye incumplimiento de los deberes de funcionario público, según el artículo 248 del Código Penal.

Tampoco actuó el Ministerio Público Fiscal. Nadie se movió. Porque en esta Argentina del siga siga, la impunidad es la regla y todo parece tener un precio, incluso la justicia.

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Volviendo al caso Espert, él mismo intentó relativizar sus vínculos con Machado. Dijo que solo se vieron una vez, durante la presentación de su libro "La sociedad cómplice" en Puerto Madryn. Pero lo cierto es que para ese evento le pusieron a disposición un avión privado y una camioneta blindada, cortesía del empresario investigado.

Esa misma camioneta fue atacada a balazos o piedrazos (aún no está claro) cuando se dirigía a una entrevista en Crónica TV. Ya dentro del canal, Espert declaró: "Veníamos desde el norte, sentimos dos golpes muy fuertes del lado del conductor, el impacto fue fortísimo. No sabemos si fueron piedras o balas. No se me pasa por la cabeza que sea político."

Tal vez no fue político. Pero sí queda flotando la duda: ¿el mensaje era para él, o para el dueño del vehículo?

Pasaron los años. Pasaron las elecciones presidenciales y las de medio término de 2021. El tema nunca desapareció del todo. Hoy resurge en otro año electoral, impulsado esta vez por una denuncia de Juan Grabois.

¿Tiene fines políticos? Por supuesto. ¿Debe investigarse igual? También.

Porque una cosa no invalida la otra. Y si hay algo que no podemos seguir tolerando es que la justicia se active o se archive según la conveniencia del denunciante. Lo dije desde el primer editorial del 2024 y lo sigo sosteniendo: todos vienen de la misma matriz, y entre fantasmas no se pisan las sábanas.

Pero lo más preocupante no es lo que diga Grabois ni lo que arrastre Espert. Lo que más preocupa es la obstinación de Milei en sostener a sus aliados sin importar el costo político. Espert, los Menem, su hermana Karina. Todos blindados con el escudo presidencial y con el latiguillo de siempre: "Son todas operetas kirchneristas."

Ese discurso ya no resiste un archivo. Porque la casta que vino a combatir, hoy gobierna con él. Y porque las denuncias -judiciales o periodísticas- ya no son una excepción, sino una constante.

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Milei comete un error táctico de principiante: poner su imagen en el centro de todos los golpes. No delega. No reparte el costo. Se transforma en la cara de cada escándalo y de cada derrota. Lo vimos en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Lo estamos viendo ahora.

La última oportunidad de corregir el rumbo será a partir del 27 de octubre. Tiene la posibilidad de girar hacia un gobierno más racional, con cambios en el gabinete, y con políticas económicas y sociales que le hablen al bolsillo de la clase media. O puede seguir encerrado en su dogma, en su burbuja, y comenzar a transitar el tramo final de su mandato, tal vez el único.

Porque al final, el plan no era terminar con la casta. El plan era entrar en ella por la puerta grande. Y en esa "sociedad cómplice" que tan bien tituló aquel libro, algunos son más cómplices que otros.

El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Lord Acton (1887).

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