El manejo y las consecuencias de hacerlo bajo los efectos de la ira
Cada vez más personas salen a conducir cargadas de emotividad, y eso termina provocando accidentes o situaciones extremas. Antes, los taxistas decían que quienes tocaban bocina de forma impulsiva no sabían manejar.
En el tránsito actual, cada vez más personas salen a conducir cargadas de emotividad -ya sea positiva o negativa-, y en muchas ocasiones esa energía termina provocando accidentes o situaciones de extrema tensión. Antes, los taxistas decían que quienes tocaban bocina de forma impulsiva no sabían manejar.
Hoy, con los tiempos cambiados, hablamos de manejo defensivo: el conductor ya no enfrenta solo a otros despistados, sino también a nuevos distractores como el mate y, especialmente, el celular. Ese pequeño aparato puede ser la chispa que encienda la ira de quien está detrás. Mirar un mensaje en un semáforo, escuchar un bocinazo y responder con insultos o incluso violencia ya no es ficción.
Se han visto casos donde choferes -tanto de taxis como de colectivos- se pelean, rompen espejos o con palos golpean otros vehículos. Estas escenas revelan una sociedad donde la ira nos domina y el tránsito se convierte en un escenario violento.
Es recomendable bajemos la espuma efervescente de la ira, manejemos con la cabeza clara y así cuidamos nuestras vidas y las de los demás.
Muchachos, bajemos un cambio y pongámonos todos como objetivo tocar bocina sólo cuando sea absoluta y definitivamente necesario.