El descubrimiento argentino que revolucionó el fútbol mundial y por el que nadie recuerda a nuestro país
La pelota de fútbol con costuras y válvula invisible fue un antes y un después para la historia del deporte en general. Su invención revolucionó todo, pero nadie es profeta en su tierra.
El fútbol es el deporte más popular en todo el mundo y cada vez que una pelota rueda se despiertan todo tipo de pasiones. En cada esquina de barrio, en cada pueblo y ciudad es más que común ver canchas de lujo o simple improvisaciones con trapos, palos o botellas que sirven para emular arcos y pelotas. Pero la pasión está ahí, siempre presente.
En la historia del fútbol es frecuente la atribución de la invención de dicho deporte a los ingleses y la propagación a todo el mundo mediante su influyente imperio. Si bien el inicio del balón pie con lo que es su presente es bastante diferente, uno de los principales cambios no se dio en las reglas de juego, no en la cancha, ni en la afición. Por el contrario, una modificación trascendental y que impactó en el mundo entero tuvo lugar ni más ni menos que en Argentina y la protagonista fue la mismísima pelota.
¿Cómo eran las primeras pelotas de fútbol?
Como se mencionó más arriba, el fútbol como se conoce popularmente en la actualidad nació en Inglaterra a mediados del siglo XIX. Según lo consigna el portal Marca, el año preciso del nacimiento del fútbol moderno fue 1848 y ya en 1863 un grupo de 11 escuelas y clubes de Londres adoptaron un reglamento en común. Para 1877, la Asociación de Fútbol había sido creada con 43 clubes ingleses registrados.
En esos comienzos, el balón que se utilizaba para los juegos tenía que responder a las características que pedía la Asociación de Fútbol Inglés, y estos constaban de una circunferencia de 70 centímetros y entre 350 y 400 gramos de peso. Las pelotas de los primeros años del fútbol moderno estaban formadas por lonjas de cuero (como si fueran gajos) y poseían un cordón también de cuero (llamado tiento) con el que se cerraba la costura final por fuera.
Según lo detalla el portal Novanet, esos balones no eran completamente esféricos ni rebotaban mucho, por el contrario, eran duros y pesados, además de que si se mojaban eran muy difíciles de controlar. En este sentido, en las imágenes y videos de archivo es frecuente ver jugadores de antaño con gorras o boinas (no solo el arquero) en pleno partido.
Se trata de delanteros que solían cubrirse la cabeza con estas prendas precisamente para protegerse a la hora de dar cabezazos a al fútbol ya que ese tiento de cuero (sobre todo si se mojaba) se convertía en una suerte de objeto contundente que provocaba más de un corte.
En el primer mundial, que se jugó en Uruguay en el año 1930, se introdujo un cambio notorio a la pelota: los balones seguían siendo de cuero con el tiento que cerraba la costura fina, sin embargo, el interior se reemplazó y en su lugar se colocó una vejiga de cerdo.
Sin embargo, el tiento tenía los días contados ya que el balón de fútbol estaba por dar un salto cualitativo con la llegada de un invento argentino que tiene por protagonistas a tres cordobeses.
Superball, la primera pelota del mundo con costuras invisibles
Corría el año 1931, habían pasado tan solo un par de meses desde el primer campeonato mundial de fútbol, cuando un grupo de jóvenes cordobeses decidió darle una vuelta de tuerca a este deporte. Se trata de Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonesi, tres veinteañeros oriundos de Bell Ville que buscaron alternativa al peligroso e impredecible balón de tiento, y lo encontraron.
Pero todo arrancó en ese primer mundial, según lo reconstruye el diario La Voz, cunado un comentario radial el que decidió a Polo a lanzarse al invento que revolucionaría este y otros deportes, cuando escuchó quejarse a un relator uruguayo durante el Mundial de 1930 por el "bubón" de la pelota de tiento y los inconvenientes que traía. Así fue como este emprendedor cordobés buscó un lápiz y dibujó la forma en que podía sacarse el tiento de la pelota.
Cuando ideó el nuevo modelo, comenzó a experimentar sobre una pelota inglesa marca Player, hasta que creó una válvula invisible. Así fue como Polo, junto a Tossolini y Valbonesi, encontraron el camino para que las costuras del fútbol y la válvula fueran "invisibles".
La pelota debutó oficialmente el 24 de mayo de 1931 en un partido entre los locales Argentino y Bell. La creación de los cordobeses se hizo viral (dicho en términos actuales) y rápidamente fue conocida en ligas europeas y latinoamericanas.
En 1932 la pelota llegó a Europa y tres años más tarde, en el 35, la Confederación Brasileña de Fútbol la designó pelota oficial de sus competiciones. En 1937 lo hizo la Asociación del Fútbol Argentino.
En el Mundial de Italia 1934 el país anfitrión mandó a pedir 12 pelotas con estas nuevas características y desde ese momento el fútbol con costuras y válvula invisible es una tradición.