"Caminar la ruralidad" les propone Lizana a legisladores. Sostiene que los productores son pobres e indigentes

En los noticiarios de todo el mundo se ve cómo los pequeños productores agrícolas de Francia, protestan en París, por la depreciación de los productos primarios. Dábamos cuenta, días atrás, del acto vandálico en el Louvre para llamar la atención de las autoridades portada.com.ar/economia/la-gioconda-no-tomo-la-sopa-un-nuevo-atentado-contra-la-obra-de-leonardo A propósito de esta situación y en coincidencia con un pronunciamiento de la legisladora Gabriela Lizana, mantuvimos una conversación que compartimos.

La política tiene la palabra

La legisladora provincial, referente del Frente Renovador, Gabriela Lizana, no sólo por su especialización académica (MBA y diplomada en Desarrollo Rural) sino porque proviene de una familia de productores, y ha sido referente gremial de la viticultura, alienta al resto de legisladoras y legisladores, para que se impliquen ya en la situación dramática que atraviesan los pequeños productores y, peor, los trabajadores del sector.

Desde hace años que no tienen coronita

Insiste Lizana en que hay que buscar las herramientas adecuadas que impidan el abandono de fincas y viñedos, desalentar la concentración y recuperar valores para la uva que garanticen la continuidad de la actividad. 

Destaca que no sólo se trata de una ecuación económica. La comercialización de las uvas a precios impuestos por los grandes actores de la industria, sin atender el análisis y cálculos que hacen los pequeños productores,  provoca daños en toda la cadena de valor pero además, y más importante, rompe un entramado social y familiar que arrastra problemas severos, luego, irreversibles.

Pocos que elaboran mucho y muchos que necesitan un precio para sus uvas, razonable.

Si los precios de mercado, impuestos por la concentración de los oligopsonios, son inferiores al costo, habrá que aguzar el ingenio para que desde el Estado y desde el mismo sector, puedan compensar esa diferencia, de otra manera, se seguirá reduciendo la cantidad de hectáreas con vides y todas los beneficios que Mendoza exhibe a través de esta cultura, la cultura del vino, se verá degradada.

Una nueva transformación

Gabriela Lizana propone que, así como hubo una reconversión vitícola en la década de 1990, promovida en conjunto por la política y los sectores privados involucrados, reconversión que le permitió a Mendoza codearse con los más prestigiosos centros de elaboración, innovación y consumo del mundo, hoy nuevamente la política debe tomar la iniciativa para mejorar la articulación de los distintos sectores, considerando las diferencias de tamaños, oportunidades y posibilidades, para que las bondades del "vino, bebida nacional", no sea motivo de festejo de unos pocos.

Los números que hablan y no cantan tonadas

 La inminente mejora del precio en el kilo de uva para la elaboración de vinos y mostos, no es una pretensión de rentabilidad sino de supervivencia. El retraso en términos de dólares, hoy, es del 30%. Precio absurdo que conspira inclusive con la posibilidad de levantar la cosecha, que eso se traduce en más pobreza e indigencia para algunos productores y para los trabajadores.

Ahuyentar los reclamos con acciones

Cada año que asistimos a los importantes encuentros, a propósito de la época de vendimia, escuchamos, de parte de las autoridades provinciales, la justificación clásica: si no manejamos las variables de la macro economía, poco se puede hacer. 

Tormentas previsibles y protecciones insuficiente

Desde los eslabones de la cadena de elaboración, los reclamos a las autoridades nacionales por las desventajas competitivas, nunca faltaron. Sin embargo, en septiembre, o sea, apenas 5 meses atrás, por acción del Frente Renovador y la decisión del entonces ministro de economía, Sergio Massa, se quitaron las retenciones para las exportaciones. Duró poco y tampoco vimos una defensa muy enjundiosa de parte de la industria. Pero no es tiempo de lágrimas sino de trabajo, esfuerzo y creatividad.

La idea de libertad no es nueva, está en nuestros himnos.

Propender a la libertad fue lo que inspiró a nuestros próceres y en Mendoza, los hermanos Guillermo y Horacio Pelay, lo inscribieron en el "Canto a Mendoza", conocido como "Marcha de la Vendimia" y mejor definido como "Himno mendocino" . De esa poesía, una de las estrofas identifica a nuestra provincia como quién "acunó a la libertad", hecho más que celebratorio. 

Esa libertad se consagra por el trabajo coordinado de todos los sectores, no por la pericia individual de un bodeguero, ni por la idoneidad exclusiva de un agricultor y tampoco por el ingenio particular de un enólogo y el juicio acertado de un sommeliere. Es la conjunción y articulación.  Por la calidad que se consigue en todo el proceso y por los controles que, necesariamente, realiza el Estado a través de sus institutos.

Es fiesta es fiesta cuando están todos invitados y nadie se queda afuera de la mesa

Sólo puede concebirse que hay Fiesta cuando están todos y todas, enfatiza Gabriela Lizana. La Fiesta Nacional de la Vendimia es un acontecimiento que trasciende nuestras fronteras. Un hecho artístico único. 

La Fiesta Nacional de la Vendimia es el encuentro más numeroso de quienes participan en la actividad. Y de ninguna manera puede verse empañado por la ausencia de una mirada integral e inteligente, completa y abarcativa, explica con detalles la legisladora.

El juego de roles

Otros y otras se ocuparán de las aristas glamorosas, de las cuestiones artísticas, de los aspectos fabriles, de la función turística y recreativa, de las condiciones  culinarias. 

Nosotros -sostiene Lizana-  desde la Legislatura, debemos ocuparnos de proteger y ayudar al menos visible de los sectores. Al que inicia la danza. Entender y atender las necesidades vitales de ese que, debe mover la tierra, sembrar, cultivar, alimentar, regar, atar, cuidar hasta cosechar la uva. 

Concluye la referente del Frente Renovador, originaria del departamento Rivadavia, la diputada Gabriela Lizana: "propongo que en vez de lamentarnos por lo que no podemos, hagamos la contribución para la que nos han elegido. 

Observar, escuchar, colaborar, construir y encontrar las respuestas que la sociedad exige y merece.

Debemos diseñar un modelo de producción que no dependa de la suerte, ni de la ocasional generosidad de los poderes concentrados, ni de los decisores económicos, logísticos y comerciales. 

Sobre el final de la conversación, Gabriela Lizana, no se dirige a nosotros, periodistas, sino a los que ocupan lugares en el entramado del poder político:

 "Busquemos cómo hacer para que la cultura del vino no abandone a nadie, no desprecie a ningún sector, y genere un mecanismo virtuoso para todos, las personas intervinientes, los pequeños y medianos productores, los trabajadores, la bodegas, las empresas y la Provincia"