Abel Pintos visitó sus tierras en Lavalle tras el desalojo de una familia humilde: el conflicto que dejó a cuatro menores en la calle
Durante su visita a Mendoza, donde brindará un show , Abel Pintos recorrió las tierras que adquirió en el distrito de San Francisco, Lavalle, como parte de un ambicioso proyecto productivo de frutos secos y olivos. Se trata de una finca de 100 hectáreas , que recientemente fue noticia por el desalojo de una familia humilde, con cuatro hijos -uno con discapacidad-, que ocupaba apenas 1.500 metros cuadrados
Durante su paso por Mendoza, donde brindará un show este viernes, Abel Pintos recorrió personalmente las tierras que adquirió junto a su socio Marcelo González en el distrito de San Francisco, Lavalle, como parte de un ambicioso proyecto productivo de frutos secos y olivos. Se trata de una finca de 100 hectáreas -equivalentes a un millón de metros cuadrados- que recientemente fue noticia por el desalojo de una familia humilde, con cuatro hijos -uno con discapacidad-, que ocupaba apenas 1.500 metros cuadrados, es decir, el 0,15% del total de la propiedad.
Una disputa de fondo: derechos posesorios vs. derechos registrales
El conflicto comenzó cuando Alberto "Tito" Angulo y su esposa Yésica Ferreira compraron en 2023 ese pequeño lote interno a un exencargado del predio, Ricardo Morales, quien les transfirió supuestos derechos posesorios. Con sus ahorros -producto de una indemnización laboral- construyeron una vivienda precaria y se mudaron con sus hijos pequeños.
Paralelamente, el banco HSBC, acreedor de la empresa quebrada que era titular registral del campo, negociaba la venta completa de las 100 hectáreas con los socios bonaerenses. En junio de 2024, la finca fue finalmente escriturada a nombre de Marcelo González, y comenzaron las acciones legales contra la familia.
El 28 de mayo pasado, tras una denuncia presentada en diciembre de 2024 por los abogados de Pintos y González, la justicia de Mendoza ordenó e implementó el desalojo, y la familia fue expulsada del terreno.
Una justicia expeditiva cuando el privado tiene nombre
La celeridad del proceso judicial llamó la atención: en muchos casos donde hay menores de edad o personas con discapacidad involucradas, los desalojos suelen demorarse o incluso suspenderse. Sin embargo, en este caso, la justicia actuó con una velocidad inusual, a pesar de que la familia vivía allí con un hijo con discapacidad y sin antecedentes penales.
El contraste es aún mayor si se compara con otros conflictos de tierras en Mendoza y el país, donde el Estado es quien avanza sobre derechos de propiedad privada, y la justicia se muestra más reticente a intervenir o a resolver en favor de los afectados.
El silencio de Abel
Desde un terreno prestado en Jocolí Viejo, la familia ahora intenta reconstruir su vida. Necesitan cinco millones de pesos para comprar ese lote y volver a empezar. También piden colaboración para conseguir materiales de construcción. Ante la llegada de Abel Pintos, expresaron su deseo de poder reunirse con él, con la esperanza de obtener ayuda.
"Nos hemos quedado sin nada. Si pudiéramos hablar con él, creemos que podría ayudarnos, más sabiendo que uno de nuestros hijos tiene discapacidad", dijo Angulo . Sin embargo, desde el entorno del artista rechazaron el pedido y lo calificaron como una "extorsión mediática".
Paradójicamente, el mismo Abel Pintos que se mostró conmovido por la tragedia de Bahía Blanca semanas atrás, no tuvo ni un gesto ni una palabra hacia esta familia humilde que perdió su hogar en Mendoza por una operación inmobiliaria que lo involucra directamente.
Ayuda oficial insuficiente y una esperanza frágil
La Municipalidad de Lavalle ofreció una mínima asistencia a la familia, pero al prohibirles trasladar a sus animales de corral -considerados terapéuticos para el hijo con discapacidad-, la propuesta fue rechazada.
En medio de los papeles, los candados, las escrituras y las imputaciones, queda una verdad dolorosa: una familia trabajadora fue desalojada del 0,15% de una finca de un millón de metros cuadrados, y hoy vive de prestado mientras espera que alguien les tienda una mano.
Una familia trabajadora fue desalojada de apenas 1.500 metros cuadrados en un campo de un millón. Porque en este país, muchas veces la ley se aplica con todo su peso sobre el débil y con todo su cuidado sobre el poderoso.
Y mientras el campo se llena de olivos y pistachos, otros siembran en el aire la esperanza de volver a echar raíces. Como canta Abel en "Cable a Tierra":
No creas que perdió sentido todo, no dificultes la llegada del amor; no hables de más, escucha al corazón, ese es el cable a tierra.
Por cierto, esa es una canción de Fito Páez, incluida en su disco Tercer Mundo de 1990.
Ojalá esta vez no les arranquen la vida desde la raíz.